Monday, August 18, 2014

La Presencia de la Ausencia



Es a mi hoy a quien le corresponde celebrar, porque en contra de todas las opiniones de las personas más influyentes y advertencias, personales y profesionales, inicié una aventura con el fin de complacer a otra persona; un hecho que a primer dictamen pudiera parecer llevado a cabo por una persona cuya capacidad de juicio está ausente o menoscabada, sin embargo, si se toma el justo tiempo de ubicar su pensamiento desde otra posible perspectiva, se dará cuenta usted que solo una persona en plenos cabales, sana y saludable mentalmente es capaz de acceder a complacer y ayudar en las necesidades de otros.  Ya que se ha educado en el proceso de identificación, operacionalización y conceptualización de sus fortalezas y áreas en desarrollo, con un camino trazado, metas a corto, mediano y largo plazo, o en resumen, que solo quien se conoce a sí misma plenamente es capaz de tomar a otra persona y volverse compañera en su proceso de identificación, reconocimiento y evolución.  Incluso, en contra de las propias cogniciones, cual permanece como mujer o fiera, sinónimos en este escrito, en lucha y batalla de encontrar balance en el desbalance, placer en las odiseas, serenidad en las guerras, consuelo en los insultos y menosprecios, neutralidad ante la vergüenza, abstención en las injusticias.  Toda creación, tangible o  ilusoria, tiene sus límites, y saber identificar los propios límites es sin espacio a la duda una de las mayores fortalezas.  Así que se celebra el haber ofrecido de manera desmedida los mejores recursos, propios y concedidos.  Se celebra la satisfacción de haber tenido la coraza y corona de haber solicitado y utilizado fuentes externas como recursos de auxilio en los momentos oportunos, carácter personal y singular.  Cuando las fortalezas y energías se comprometen, se solicita ayuda, un hecho que se apoya a sí mismo objetiva y empíricamente.  Es a mi hoy a quien le corresponde celebrar, y lo haré por la libertad, libertad de alma, cuerpo y pensamiento.  Es de esos días que todo mundo quiere tener pero sobre los que piensan a la vez que no deben o merecen tener; de hacer lo que se les venga en gana, de volver a tenerse a sí mismo en perspectiva individual y no sentirse culpable, preocupado o bajo la sensación que provoca el pensar que se anda haciendo algo incorrecto, egocéntrico o egoísta y de un deber de estar en un lugar diferente al que se encuentra, esta es mi oportunidad.  Yo ofrecí, otorgué y recogí.  Pues ahora quien celebra soy yo, satisfecha del mejor desempeño capaz en una relación interpersonal, pues a pesar de la perspectiva aislada e inexacta de ingratitud y egoísmo, la realidad es mucho más profunda y distinta.  Me  alegra cada detalle de lo ocurrido.  Esta vez no hay final triste, no hay lágrimas ni órganos rotos.  Muy por el contrario, porque se dio más de lo que recibió y merecía, ni siquiera se espera compensación.  Un hasta aquí siempre debe ser motivo de celebración y hoy no será la excepción. ¡Salud!, por lo que pasó, por quien soy y por lo que vendrá.







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